Las plantas necesitan de 16 elementos para completar su ciclo de vida de forma satisfactoria, siendo estos el carbono (C), hidrógeno (H), oxígeno (O), fósforo (P), potasio (K), nitrógeno (N), azufre (S), calcio (Ca), fierro (Fe), magnesio (Mg), boro (B), manganeso (Mn), cobre (Cu), zinc (Zn), molibdeno (Mo) y cloro (Cl). Un buen manejo de fertilización debe considerar concentraciones óptimas de estos nutrientes para que estén disponibles para la planta, durante las diferentes etapas del cultivo, debido a que un exceso o un déficit de estos nutrientes puede ocasionar pérdidas de rendimiento y calidad, además de excesivos costos y contaminación ambiental.
Es importante saber que se puede variar la concentración de nutrientes dependiendo de la demanda de éstos durante el desarrollo de la planta. Generalmente, durante las primeras etapas de desarrollo, las plantas necesitan un pequeño aporte mineral en comparación a estadíos adultos, por ejemplo, después de cuaja. Un problema muy común es la sobre fertilización con nitrógeno tempranamente, la cual causa un crecimiento excesivo y rápido, lo cual se traduce en pérdida de materia seca, haciendo que, en lechugas, se produzcan pequeñas heridas en el tejido por donde pueden entrar patógenos, entre otros efectos.
Otra alternativa para manejar los cultivos hidropónicos es monitorear los requerimientos nutricionales mediante análisis foliares y ajustar la solución de nutrientes de acuerdo a las deficiencias del momento. Así, resulta importante tener en consideración que nutrientes como N, P y K son de rápida absorción, por lo que, si se utiliza una solución 0,1mM o de bajos ppm, en poco tiempo puede convertirse en una solución deficiente de nutrientes, por lo que se debe monitorear las concentraciones en solución de forma periódica, haciendo análisis de agua y registrando los datos para suplir con soluciones de relleno. Otro ejemplo es, en caso de ser posible mantener el nivel de P en 0,5mM durante el mayor tiempo posible, se puede aumentar la materia seca en un 1%.
Ahora bien, dentro de algunas consideraciones en cuanto a la producción de lechugas en hidroponía, es importante tomar en cuenta los requerimientos del invernadero y la ubicación de éste. Los invernaderos de hidroponía para producción continua durante todo el año deben tener un sistema de calefacción y enfriamiento del agua utilizada como sustrato nutritivo. El agua proveniente del subsuelo es considerada de mejor calidad que aguas de acequias, ya que esta última puede proporcionar una carga de patógenos más alta que la primera, sufriendo consecuencias de enfermedades graves que, para controlar, signifiquen más costos para el productor.
En cuanto a los sistemas de producción, actualmente se están utilizando sistemas de producción como el NFT (nutrient film technique, por sus siglas en inglés) y sistema de placas flotantes. Ambos son técnicas cerradas que requieren de un monitoreo de nutrientes en solución muy acabado. En el primero las plantas son ubicadas en agujeros a través de un tubo de PVC, por el cual corre la solución con nutrientes mediante un flujo constante. Estos tubos deben tener una determinada inclinación y ubicados a la altura de la cadera. Lo anterior es para que la solución nutritiva recorra el tubo por gravedad teniendo un terminal donde se recolecta el agua y luego, se hace recircular mediante una bomba en el otro extremo del tubo.
Por otro lado, el sistema de placas flotantes considera colocar los plantines en una plataforma flotante, la cual posee agujeros a lo largo de esta, generalmente hecha de plumavit. Las plataformas pueden soportar una o varias plantas. Es importante considerar que se debe bombear aire dentro de la solución para proveer el oxígeno necesario para el crecimiento radicular. Como ambos sistemas consideran flujo de agua en soluciones con nutrientes, el crecimiento de algas puede suponer un problema, por lo que mantener los estanques de mezcla y los sistemas de conducción de agua bajo oscuridad inhibe el crecimiento de estas, suponiendo menos costos de mantención en ambos casos.
En caso de producir almácigos propios, se debe considerar un espacio dentro del invernadero separado del área de producción o bien otro invernadero más pequeño, en el cual la temperatura, humedad y luz se puedan controlar.
La selección del cultivar debe ser directamente relacionada al mercado objetivo, por ejemplo, hay cultivares de lechugas que no son aptos para hidroponía y otras variedades que lo son, pero no necesariamente apetecidas por el mercado local. Generalmente los tipos de lechugas más aptas para hidroponía son hojas roble, lollo biondas y algunas costinas. Se recomienda elegir aquellas que tengan un alto valor económico dentro del nicho al que se esté apuntando, con buena post cosecha.
En cuanto a la germinación, se puede sembrar en medios con turbo y perlita (2:1) en bandejas perforadas. El riego puede ser por aspersión o sumergiendo las bandejas, pudiéndose agregar fertilizante en ambos casos. Es importante saber que además de proveer agua y alta humedad, la luz juega un rol importante en la germinación junto con la temperatura, y su control ayuda a promover una rápida producción y plantas saludables. El exceso de temperatura en verano, produce una disminución en el porcentaje de germinación en algunas variedades de lechuga. Se pueden mantener los plantines desde dos a cuatro semanas en almácigo antes del trasplante.
Finalmente, producir lechugas hidropónicas implica costos de producción importantes, por lo que se debe considerar un buen mercado objetivo para seleccionar los distintos sistemas, además de las variedades apropiadas para cada caso. Si bien los plantines pueden comprarse, el hecho de poder generarlos autónomamente implica consideraciones de ambientes controlados que el productor debe manejar y en caso de comprar los plantines, asegurarse que la plantinera cumpla con los requerimientos térmicos necesarios para la variedad seleccionada, ya que las semillas de lechuga son particularmente sensibles a altas temperaturas y luz deficiente, lo cual implica tomar una decisión técnica importante dependiendo si el almácigo será en primavera-verano u otoño-invierno.